jueves, 28 de enero de 2010

Escena 3: Gran Finale.

No, no estaba listo. Listo un carajo.


Pero pues... dejé de pensar. El camino, los 10 minutos y el pudor se nos habían terminado justo al mismo tiempo, por una seríe de mal acomodadas coincidencias. "Como siempre, el puto mundo conspira en mi contra". No hay mucho mas que hacer, es arriesgarse a tomar todo, u olvidarme del asunto por siempre. Con ella no hay segundas oportunidades, no hay un rewind button. En la vida, por lo general, no hay segundas oportunidades para casi nada.Si no soy apto para seguir su juego, para jugarlo a su altura, entonces no soy apto para esta vida tampoco. 


Viéndolo bien ella no era mas que uno de esos algos pasajeros. Alguien que viene de paso, te enseña unas cuantas cosas, te aprende otras tantas y despues se va. No era ni por lejos la chica de mis sueños, ni mi mujer ideal, talvez por aquellas ideas arraigadas desde niño de que las bombas de chicle eran-segun la abuela- propias de las tortilleras desde tiempos del carajo, y las faldas cortas con zapatos altos no podían augurar nada muy bueno en una "señorita decente" (tambien cortesía del ideario de mi abuela). Cosas estúpidas y old-fashioned al fin y al cabo. Estupideces de los 50's. Pero no importaba en lo más mínimo, en ella, esas cosas se veían lindas, interesantes, provocativas incluso. Toda ella era una provocación, una invitación, pero no para cualquiera. Era experta en el arte de poner barreras, altos invisibles, pero mas infranqueables que un muro sólido. Y para mi, esas barreras habían desaparecido hacía ya algun tiempo atrás. Aunque por alguna extraña razon, a mi me gustaba jugar a que las barreras seguían ahí: Tan infranqueables como siempre.


La miré. Percibí su aroma, intensificado en dulzura  gracias al chicle de fresa del que casi acababa de deshacerse. El brillo en sus ojos y ese tipo de sonrisa eran una provocación directa. Se detuvo el tiempo. El viento paso mas lento. Las luces de los autos parecían darle de lleno a ella...

Todo estaba puesto. Solo necesitaba decidirme... solo necesitaba dejar de escuchar a la razon, sentir esa necesidad de apostar mi resto...


Y ella seguía esperando...
Me acerqué...

-Yo... yo tengo que irme-Solté al fin. ante la mirada incrédula de ella y de los otros dos brutos, que estaban pendientes de cada cosa que pasaba- Nos vemos luego...


Me alejé en la direccion opuesta lo mas rápido que pude, sin darle tiempo a nadie de decir nada. Total, yo ya estaba mas que enterado de que en la vida no hay segundas oportunidades. A veces, ni siquiera primeras.

martes, 1 de septiembre de 2009

Escena 2: El Puzzle de La Extroversión, los enigmas de una sola emoción.

La primer pregunta se perdió, no había razón para contestarla porque perdería lo verdaderamente interesante. Para los dos. Ninguno dejaba de sonreir, dijeran o no algo.

Era bastante evidente darse cuenta de que un juego de coqueteo había comenzado, al menos cualquiera podría notarlo si sus intensiones no revasan el límite de un simple juego de simpatía, y este no era el caso, porque, al menos de uno había interés, sino el "babeo" por ella no sería visible por lo que comunmente llega a tener un chico sexómano, esto a cualquier edad llega a ser molesto para unas chicas, pero de por sí ya era un tanto asombroso y muy inteligente que una chica tornara el juego de rompecabezas que él tendría que armar para desifrar el mensaje que ella le enviaba. Esto deja desorientado a cualquier hombre, simplemente, para ser realistas, captamos los hombres en general la idea hasta el final mientras ellas llevan cientos de pasos adelantados o el juego ya lo tienen terminado. ¡Olía a chicle, carajo! Quien además que él, sus amigos llegaban a desear a saborearlo. Olía a fresa de los pervertidos el aroma sería a chicle y sexo, o una fantasía, para el interesado, claro, sin salir también de los deseos carnales de un macho, percibía el verdadero aroma que acompañaría a una buena velada, una por lo menos divertida,el comentaba en sus pensamientos que el aroma, solo para ser un chicle sufría una transición tentadora por parte de ella, le olía a Applebee's Strawberry Daiquiri.

Nada más el contenerse o abstenerse a no decir nada que pudiera arruinar el lento, pero garantizado acercamiento era la única cosa en la que él se concentraba, pero ella estaba atenta, como siempre, algo tenía que hacer para quitarse el juego que desde siempre le ha molestado, y dejar solo en el juego a él...Aquellos diez minutos que odiaba caminar sola no serían suficientes, para alejar a los otros dos, le bastaría menos de uno, pero el mismo juego requeriría una norma extra que, sólo sin ellos y estando con él tendría efectividad. Brotó el primer enigma, de cual, él milagrosamente captó sin que ella mandara un mensaje indirecto. La primer idea compartida surgió.

- ¿Y... que tal tu día? Seguramente una bomba, asemejandola a tus días, podría decir que te diviertes, además de que, como ya sabíamos, no descuidas lo verdaderamente importante - dijo él.

-Jaja, no, mis días luego no son tan intensos, aunque si me divierto, sea cual sea la situación en la que me encuentre. Aunque a veces me quedo con ganas de más ¿tu crees?

- ¿Y como con ganas de qué?

- Pues... ¿a ti que se te ocurriría hacer?- preguntó con un brillo en sus ojos impresionante, esperando una respuesta verdaderamente buena, sin perder la sonrisa que acostumbraba a tener, mientras el aroma de aquel chicle que ya había tirado permanecía, y curiosamente se intensificaba.

Se quedó mudo, respondió de una forma irónica unos minutos después, pero insinuante a lo que él deseaba de ella:

-Se me antojaría un chicle de fresa...

Logró sonrojarla, pero ¡la sonrisa no se pierde! No parecía muy molesta, decidió acelerar el ritmo del juego, rompiendo inconsientemente las reglas relativamente puestas. Ansiando silenciosamente ofrecerle de una bomba chiclosa, el sabor que permanecía en sus labios. Ante la majestuasidad de su belleza, el tendría que apurarse, pero sin regarla. Responder, pero no agresivamente, esto sabiendo los 2 que necesitaban probarse uno del otro intensamente.

-Mmm, ¿un chicle de fresa? ¡Vaya! Te lo tienes que ganar -respondió ella. Sin saber él que ya se lo había ganado desde hace tiempo.

A veces admitir que alguien te mueve, es tardado de descubrir, de entender y sobre todo de mantener.

Él estaba listo, pero... Pensaba desesperadamente en dar el siguiente paso.

Ella esperaba, pero los diez minutos de camino habían terminado...

Escena 1: El camino a la avenida

Siempre encontraba en la monotonía algo distinto que hiciera recordar cada día. Era raro verla aburrida, eso no lo conocía ella. Podía aburrirse en las clases, pero nunca por no tener algo que hacer.

Salieron temprano ese día, a eso de las 7 de la noche y fracción. Desde la escuela había que caminar por una peligrosa y solitaria calle hasta donde pasa el el transporte, hasta la avenida. Son alrededor de 10 minutos que odiaba caminar sóla. Siempre optaba por la ruta larga con tal de no correr ese riesgo. Esa vez se hacía acompañar por un chico y 2 amigos del chico. Pero qué chico...

No podía dejar de verla, babeaba cuando ella usaba falda, y ese día no fue la exepción. Caminaban con calma platicando de vanalidades cuando ella tomó un chicle de esos que hacen unas buenas bombas. Ahí iba, haciendo bombas con su falda, como una niña que camina feliz sin un lugar a donde ir. Él lo notaba, pero en vano hacía lo que podía por que ella no se diera cuenta del brillo que su presencia provocaba en su mirada. La chica lo observaba a cada momento, desde luego percatándose de que lo que el chico buscaba era más que una amistad.

-Ay, tus bombitas...
-Son geniales, ¿no?
-Jaja, sí. Además las haces como... no sé...

Ella sólo reía tranquila, sin sentir si quiera nervios... Ansiando que el camino a la avenida no terminara nunca...

jueves, 27 de agosto de 2009

Escena 5: "Las puertas de la percepción"

Le subí a The Doors y "The end" cuando tome real conciencia de las cosas, en uno de esos gloriosos instantes donde la marihuana me dejo descansar de sus efectos y me puse a hacer algo que nunca antes habia hecho entre el momento en que se acababa el carrujo y prendia otro de inmediato: Pensar.

Que poca madre.Todo ese tiempo fumando y ni un minuto para pensar.

De mi boca, salían volutas de humo y de las bocinas de la grabadora acordes que se disolvían entre la realidad y la alucinación... Janis joplin, Jimi hendrix, John lennon, Jim morrison...y Julieta... Cuanta letra "J" en mi vida y cuanta coincidencia. Janis, jimi, john y Jim aparecian efímeros, desgarradores en sus canciones... Julieta, aparecia igual, pero solo a mitad del viaje, de tal suerte que no podia saber si era producto de la marihuana o era ella real, y regresaba a la guarida, a ese hoyo funky solo cuando necesitaba abastecerse de hierba (que yo compraba) y caricias inmorales(que yo le daba). Fuera del faje y la hierba, solo compartiamos el gusto por los Doors.

Pero no podia ser una alucinacion... Yo sentia su humedad, su sudor, su saliva y la textura de su piel... A mi nadie podia convencerme de que Julieta era una mujer ficticia. Incluso una vez recuerdo (a medias), haber rechazado una jeringa con heroína de sus delgadas y cuidadas manos. Recorde que Jim, nuncen su vida se inyecto nada, aunque el hubiera querido probar de todo... Le era imposible: Tenia fobia clínica a las agujas, y yo, por mi parte tenía fobia de volverme loco. Primero y antes de experimentar con mas sustancias tenía que saber si mi mujer de ensueño era real o ficticia. Y en caso de ser real tenia que averiguar si era Julieta mi amante o solo mi dealer. Ese día, me sentí mas drogado de lo normal y solo acerté a decirle "Love me two times", tirando la jeringa lejos de nosotros. Ella se rio, y el humo de la cannabis escapó de su boca por un breve instante. "Touch me" dijo entonces, riendo. Me dirigia a besar esa boca queno sabia si era producto de mi Alterado cerebro o eran los labios carnosos y bien formados que estaba ya acosumbrado a sentir por todo mi cuerpo cuando me pare en seco y le pregunte sin rodeos, en un momento de lucidez "¿Eres real, verdad?" .

"You make me real" dijo, contestando con otra cancion de Morrison. Callo mi boca con la suya dejandome mas confundido que al principio. Senti su real humedad y entonces, entre canciones de Los Doors y mas humo que provenía de nosotros mismos, pensé que yo, como el mismo Jim Morrison, solo estaba explorando los límites de la realidad. No mas, no menos.

domingo, 9 de agosto de 2009

Escena 4: Recapitulando

-Mira nomás- pensé -¿Quien iba a decir que ahora tantos años después me iba a acordar de las clases de filosofía? y me iba a percatar de que Blake tenía razón: “Si las puertas de la percepción fueran depuradas, todo aparecería frente al hombre tal cual es: Infinito”.

Precisamente así lo creí en un principio, pero ahora, una vez fuera de ese estado, deseo recapitular unos momentos, no para poder describírselo a nadie, sino para concientizarme a mí mismo, estar seguro de que eso no fue un sueño… bueno, si fue un sueño, pero no como los que uno tiene todos los días al dormir.

En efecto, las cosas resultaron infinitas, nuestras mentes nuestros mundos, solo allí (y diré de ahora en mas, allí, en lugar de “En ese estado” porque he pensado que más que un estado tóxico como podría pensarse, es una dimensión diferente de la conciencia, que merece ser tratada como una dimensión diferente; solo descubrir esto, tras la primera inhalación, que me resultó áspera y amarga, me tomó algunos días de experimentación.), Solo allí estamos conectados en verdad…

Con el tiempo, el humo deja de ser amargo y se vuelve dulce, el olor que al principio te resulta molesto, te comienza a parecer agradable, pierdes el miedo, a las consecuencias legales, médicas y a las críticas sociales, se te olvidan los estigmas y las experiencias divinas se convierten en tus experiencias del momento a momento … bueno hasta que el efecto pasa, cosa que lamentablemente no toma más que unas pocas horas y con cada experiencia el tiempo se acorta, por que cuando eso pasa y creo que ya lo señalé (no lo sé, pero quiero que me quede claro) la euforia y el éxtasis se desvanecen, la realidad se recrudece y aparece tanto o más violenta y obscena de lo que la recordabas, es más ahora que lo considero, antes de la paz, de la alegría, sientes también esto, unas ansias que te comen, en lo que te dejas llevar… Una vez que estás allí tus sentidos son finos y agudos, tu visión se vuelve infinita, tus oídos pueden discernir el mas imperceptible sonido, entre los más estridentes ruidos, las ambigüedades y las extravagancias, las ideas se conectan y cobran sentido, viene después la fantasía y antes del final, te llega y te ahoga incluso, la mas completa felicidad, has “Trascendido”.

Pero todo termina, y te exhalas a ti mismo en humos azules y la grosera realidad se vuelve a manifestar ante ti…

Entonces ¿por qué no una vez más?...

-Momento, momento- empiezo a divagar- creo que he dejado claro mi punto, va uno más allá de la realidad y en la dosis correcta ella aparece, y no solo eso, se conecta a mí, a esto no había llegado, pero así es, ella fuma por que quiere- ella lo controla, ella lo disfruta…

¿Y yo? Yo lo disfruto, porque está ella, pero sufro mas el “Después” porque no está, por que es entonces cuando me cae el veinte de que no le pregunte cosas, de que en verdad no la conozco y de que ella y yo solo tenemos en común una hierba ardiente y una efímera alegría.