martes, 23 de junio de 2009

Escena 5: "Este no es un barrio para estar distraido"

Me rindo a la humillación de esas lascivas miradas de nadie… la luz del farol ilumina deficientemente una calle vacía, una calle aún dormida; aunque ya a lo lejos, en las primeras sombras del amanecer se ven algunos edificios de oficinas iluminados y también a lo lejos se escuchan los primeros automóviles de la mañana. Me rindo y una vez más regreso al lugar de mis tormentos. Tal vez a recibir un masaje y a que se me recrimine mi incapacidad para satisfacerla.


Estoy harto: ¡Terminaré con estas vergüenzas, ya mismo, no puedo seguir idiotizado, este no un barrio para vivir distraído. Debe decidir si es la vieja ojete que yo creo o la amante perfecta que deseo!


Las sábanas estaban ya acartonadas en sangre, cuando me recosté, me toqué la mejilla y sentí las costras y de nuevo el implacable dolor, grito y por primera vez no hay un reclamo, no hay una caricia que me diga en el absoluto contraste entre la ternura física y el maltrato verbal “Si serás imbécil”. Estoy solo y apenas me percato, pero la verdad, es que noto que si bebí demasiado y me empiezo a sentir mal. Me acuesto y me quedo dormido en un sueño sin sueño alguno…


Salgo, y Siento como todo el mundo me mira, pero en realidad solo estaba yo...

En verdad solo estaba yo?

Veo a mi alrededor personas y seres

Algunos de luz, otros son sombras

¿Qué pasa? ¿Qué ocurre?


Veo a lo lejos una caravana de gente, donde destacan el chino, el rey y su tío (¿Qué no estaban en broncas) , me acerco mareado aún, me molesta la luz del sol en lo alto y el ruido diario de esta ciudad


Joder… déjenme entender ¿qué pasa? grito desesperado por el dolor de cabeza y la cruda implacable, veo un flash ante la multitud que me revienta los ojos


He fracasado miserablemente yo venía a resolver dudas por lo menos una y ahora si ya no entiendo nada de nada - estás pedo escucho que me dice -¿otra vez me vas a estar fregando?- No hay nadie a mi alrededor, me ahogan mis rencores y mis odios

Observo con más atención y si en efecto todos me ven, pero no me ven a mi aquí sentado, me ven tirado en el piso revolcado en sangre y cubierto por una inmaculada sábana blanca que sin inmutarse de vez en vez levanta algún fotógrafo para tomarme una foto con su cámara y su insultante flash… -De primera plana- dice uno no hay nada peor- le contesta otro que está a algunos pasos conversando con unas viejas metiches

Salgo, y Siento como todo el mundo me mira, pero en realidad solo estaba yo...

En verdad solo estaba yo?

Veo a mí alrededor personas y seres

Algunos de luz, otros son sombras

¿Qué pasa? ¿Qué ocurre?


Joder que pasa, que pasó, si solo salí y… Y??? (El dolor de cabeza persiste y se agudiza) y me topé al chino y al rey, o quizás al tío y su acompañante, recuerdo el silencio en la casa, entré acaso, o será que los muertos… (Por que ya lo había entendido y es que era típica escena de ficción, estaba muerto) ¿O será que los muertos también nos empedamos?


Me acerco y observo en efecto que todo el mundo me mira, pero en realidad solo estaba yo, tumbado ahí en medio de la nada y a lo lejos un farol de luz mortecina que se apaga…


Un día más que se levanta en el barrio, a espaldas de los edificios de oficinas y lejos de las calles ruidosas de la ciudad, donde por ahora solo existo yo tumbado en medio de la calle bajo una prístina sábana blanca.

viernes, 19 de junio de 2009

Escena 4: Memorias, recuerdos y estúpidas propuestas.

Y, ante la magistral forma de reacción, me propuse a tirar duros golpes verbales, bueno, sabiendo que los errores cometidos desde hace unos días eran solo acciones generadas por absurdas actitudes (masajes quizá... chingá) de ella y maximizadas por mi (pinche rey, eres un baboso, y yo también...), me atreví finalmente a decir lo que sentía, solo que de una forma pesada y de que cualquiera se hubiera jodido la moral.

Ver claramente hacia el pasado no ayuda cuando tratamos de ordenar nuestros pensamientos. Puta madre, los recuerdos: ¿que tan exactos son?, ¿cuánto de lo que nos aferramos al pasado es una ilusión envuelta en un engaño, envuelta en una mentira?

- Tal vez nuestras nuestras vidas no tengan más sustancia que un engaño - dije

- ¿Y ahora de que chingados estás hablando? Crees que el barrio no se ha percatado de tus pedos y ahora me sales con esas fregaderas, ¿cierto?- dijo exaltada - te abro mi puerta y me dirijo a ti y me detienes ¿que te pasa?

Me quedé callado, impactado. Digo, tal vez trato todavía de encontrarle sentido a esto, y el consuelo que he buscado por mucho tiempo a algo que en realidad no lo tiene. Pero prefiero imaginar que si el pedo este se eligió creerse que sucedió porque a la vida se le ocurrió jodernos una vez más, con mis pedas, con mis pleitos, con el barrio encima, entonces así sucedió, ¿o no?

-¿Crees que sean de nuevo las distorsiones de mi memoria? ¡Pues si no estoy pedo mujer!

-¡Mirate por favor!- me recalcó la muy manchada- Eres un hipócrita, pero contigo mismo, crees que tendrás mi absolución... pobre wey; y yo todavía de mensa que salgo a abrirte la puerta para recibirte acogido, porque me preocupas, y pues no, no vienes borracho, pero como es de costumbre tu siempre sales con alguna estúpida excusa para librarte de un brete más.

-Chale, pues es lo único que te puedo ofrecer...

Esto quedó así, pero aún no termina, la respuesta que tenía se convirtió en una serie de explicaciones sin sentido, que terminaron por entenderse como un sermón de un drogadicto explicando las primeras cosas que se le vienen a la mente. Eso incluye una que otra chingadera de los lapsos de un marihuano.
Finalmente entré y una vez más me recosté, sin mencionar una palabra y durante un rato sin escuchar otro regaño. La noche te acobijaba tan rico, pero el peso de las mentadas se sentían muy por encima de lo que puede explicarse, fuera de lo ordinario; no me tiraba ni un pleito.

Salí a la calle una vez que el barrio se quedó inerte rendido por el sueño y el cansancio que provoca meterse (no todos, ¿para que miento?) en lo que no les importa; mientras ella dormía dejé encima de su mesita de madera (ya muy madreada, por cierto) mi cartera, ya no había nada que tragar y quedaba poco dinero porque me cargué un par de "Benitos" para comprarme cigarros. Pretendía que estando fuera podría una vez más pensar en todos los errores que había cometido y encontrar una forma leve y aceptable de absolverme de dichos conflictos. Puta, hacer tanto rollo por unos masajes está cabrón, y más cuando te lo hacen a ti muy bien.

Puedo comenzar diciendo que el pasado nos marca pero no nos define. Y que lo que una tarde comenzó como un ensayo para mi desintoxicación de masaje sexual, hoy termina por ser un nuevo comienzo... Un fresco comienzo de un espíritu liberado de ahogos, presiones y vuelcos del corazón, y solo sintiendo que los testículos se me quiebran cada vez que siento sus tan delicados regaños, ¡ah, que bien se siente!. Me lleva la chingada... Me senté en la banqueta y saqué mi sexto cigarrillo.

No dejo de generar la idea de que ella repite algo tan ojete y sarcástico como esto: "¡Honestidad estúpida de tu parte!, si me lo preguntas. ¿Querría acaso lograr otro tipo de atención a la que obtuve con tus ricos masajes cabrón? ¿Habrás querido demostrar… que?.... qué?! Nunca entendí tus intenciones. Calladita me hubiera visto más bonita. ¿No te gustan?, ¡Ay… párate y vete!¡Ay no, de verdad que me cansan este tipo de `martirios´!"

Era mi oportunidad de huir de tan tormentosas ideas, un cabrón como yo por supuesto que no tolera estos humorcitos, queria solamente escapar hacia mi deseada solitaria libertad.

Me incorporé rápidamente y andando de puntillas en medio de la calle, como si de una bailarina de ballet fuera mi caso, corrí hacia la siguiente calle que estaba bloqueada por una ruda vistosa lámina con un grafitti con un "a la chingada" que me obligó decididamente a volver a mi banquetita tan caliente que había abandonado (¿por qué corrí?, ¿así o más sacatón?).

Las risas no se podían contener en el ambiente, viciado lugar de abrasivo sarcasmo que logró hacerme llorar entre llantos de dolor mental (un equivalente a un chinga tu madre, pero más cañon).

Decidí volver silenciosamente a la habitación tan "lujosa" en donde recién alojado estaba, y sin hacer ruido abrí la puerta notando que ya no estaba, y aún no amanecía, ¿me estaría buscando?

No lo sé, últimamente la irónia que tiene como cualidad el mundo sobre sus subordinados ("el barrio este en donde vivo y me conocen un buen de personas") se ha manifestado de una forma brutal que ya no podría presentir o diferenciar su acción sobre nosotros.

Una vez más busco la absolución del masaje misterioso, de la magestuosidad de la fémina que me mandó al demonio solo por mis malas habilidades de placer... Me siento durante 10 minutos y decido buscarla para intentar por lo menos decir algo que devolviera el respeto que se me tenía antes de este problema.

Salgo, y Sentía como todo el mundo me miraba, pero en realidad solo estaba yo...

jueves, 18 de junio de 2009

Escena 3: La voz de la franqueza

Caminando nomás en la calle. Derrepente parecía que todo era tan falso , tan triste, sin sentido. A veces hubiera deseado que fuera su rostro el que sangrara para así concentrarse en curar o hacer arder las heridas del cuerpo en lugar de raspar la salud de sus pensamientos. Deseaba que el dolor físico le hiciera olvidar recordarla, que fuera más fuerte que visualizarla como siempre ha sido ella para su cabeza.

¿Por qué habían sucedido tantas cosas? ¿Por qué los cambios tan drásticos? ¿Por qué esa mujer fría, directa y de movimientos místicos dejó de existir como la conocía? Como en la filosofía, muchas preguntas, pocas respuestas... Seguía caminando. La intención era caminar hasta resolver al menos una de las preguntas. Esque ella estaba ahí, a cada momento. A veces él pensaba que tal vez enmedio de la noche ella pensaba en él, se sentía seguro durante un rato de que era real, pero de pronto llegaban a su mente pensamientos que le decían lo contrario, pensamientos que le informaban que ella no era la misma 'ella' que se quejaba de sus masajes, la que lo detenía en sus múltiples y fallidos intentos de comprender racionalmente su pensar. Era muy posible que no fuera ella, y entonces nada de lo anterior tendría sentido... nada...

Decidió por fin convertir en una pregunta cerrada si era la misma 'ella' de los días en la habitación y decidió responderla. Se puso en camino a la calle donde el frío no lo ocasiona la temperatura, sino el hielo de sus palabras, donde la brisa no viene del mar, sino de su sensualidad inevitable, y el vapor no viene de su boca, sino de la aparente insensibilidad de su rostro... Al fin llegó. El momento de descubrir si todos esos pleitos en el barrio tenían sentido estaba frente a él. La puerta de madera delineada en hierro, como protegiéndose de ser derribada por un tanque de guerra se encontraba frente a sus pies, tanto que si estiraba una mano estaría llamándola a abrir la entrada a la respuesta.

Miró la puerta durante unos minutos antes de tocarla. Cuando justo se decidió, la apertura de la puerta lo detuvo. Se escuchó correr un cerrojo viejo. La puerta se abrió dejando salir a una mujer que para él era hermosa, tal vez la más hermosa que hubiera visto. La miró como si tuviera un halo oscuro tras ella, como recordándole lo frívolo de su sinceridad. Verla no respondió su pregunta. Necesitaba escuchar de sus labios salir esa voz tan dulce diciendo cosas tan agrias, una palabra hiriente, directa, que no lo dejara siquiera pensar en una evasiva.

-Ehh... Perdón, estaba a punto de tocar cuando... -saltó a abrazarlo como si no lo hubiera visto en años
-Eres un cobarde. Llevas casi horas parado frente a la puerta.

Nadie podía decirle lo idiota que era de esa forma. Era único escuchar eso de ella. Sonrió inevitablemente ante sus palabras. Los minutos que esperó ahí de pie fueron los mismos que ella se contuvo para salir a verlo, hasta que ya no pudo más. Se desprendió de él con un gesto de seriedad y de orgullo ante su repentina muestra de cariño. Entró de nuevo a la casa.

-Entra.
-No sé si deba.
-Llevas más de media hora parado ahí y aun no sabes si entrar...
-Esque... creo que... ya tengo la respuesta...

Escena 2: Pinche vieja ojete.

El frío. la calle y la luz tenue del farol. Cuando quiso tratar de recordar que puta razon lo había llevado ahí estaba tan perdido por el alcohol que le resultó dificil. Aun coordinaba, podia andar y hablar, pero estaba confundido. Estaba allí, en esa banqueta con el chino y el rey. Tomando cervezas, sin razon aparente. Llevaban, por si fuera poco, una botella de tequila que se había robado el chino.

De pronto, apareció el tío del rey. En el barrio lo conocían, por teporocho y por rata. Se decía que una vez le había roto el vidrio a una camioneta de sabritas solo con su puño, para empezar a sacar mercancía, que se robó. Y que nadie lo detuvo (en parte porque andaba "bien pasado"). Pero como todos los inmortales cuentos de barrio, nadie sabía que tan cierto o falso era. Solo estaban las cicatrices en su mano y que había estado en el reclusorio mucho tiempo, por otros menesteres.

-Denme un trago güeyes- les dijo el, tambaleándose, con voz trémula.
-Nel, agarre el cable viejo, ya está muy flamas-le dijo el chino- ya mejor metase a su chante
-Simón tío, ya metase a dormir-le dijo el rey
-Que me den un trago ca -hipó- cabrones.
-Nel, abrase a la verga pinche viejo- Le dijo el chino haciendo ademan de pegarle.
-Ah culeros... ta bueno- dijo- A la vuelta bola de ojetes...

Se alejó tambaleándose por la calle vacía. No era para menos, a las 4 de la mañana no había nadie en la calle en un barrio tan bravo, tan broza, tan arrabal, tan perro. Ninguno de los tres le dió mucha importancia al viejo.

-De seguro ya se fue a buscar la teporocha con alcohol del 96-dijo el chino.
-Es culero, es culero -dijo el rey- a mi una vez me quiso recetar mis madrazos y que le digo 'oralehijoesupinchemare no porque sea mi tío se sienta muy huevudo' y pus ya nos ibamos a agarrar a madrazos cuando llega mi jefa y me dice que no sea cabron con el ruco, pero pinche viejo empezó a hacermela de pedo enfrente de la banda y ¿pus como?
-No, pos si- dijo el tomandole a la caguama- se paso de ojete.

Ja. Ojete. Para ojete ella. Ahora recordaba que despues de salir de su casa se había topado con el chino, que lo invitó a una fiesta. Una tocada del sonido del pedro, el que vivía sobre la calle 30 y que "se iba a poner chingona". Iba a haber pisto, y de a gratis. Con el pinche humor que se cargaba, en lo unico que pensaba era en ponerse hasta la madre. Y no lo pensó mucho: "Chinga tu madre. Si tu puedes andar con 2 pendejos, yo puedo irme a poner bien pinche briago".
Se lo había dicho así, como si nada, se lo soltó despues del masaje, como quien dice la hora: "Tengo otro". Las frases que había dicho se le agolpaban en la cabeza, como escenas de una mala película de bajo presupuesto, que se convirtió en película porno cuando imaginó todo lo que ya le habría hecho el "otro pendejo". Todas las veces que se la habría tirado, la clase de cerdadas que le habría gritado y todo lo que ya habrían intentado hacer. Puta madre. Y el "queriéndola bien". Nadie sabe para quien trabaja. A la chingada. Total, era su culpa. Por eso seguía ahí, cual pendejísimo macho alfa, queriendo olvidar "sus penas" embriagandose. Cuando la tocada terminó, se la fueron a seguir a la esquina donde siempre se juntaban. La esquina mas bohemia del barrio.

-Si, pero pus te digo, asi esta el pedo cabrón- decía el rey
-Sincho, sincho.
-Oigan güeyes yo ya me voy -Les dijo- ya me siento medio pedo
-Neel cabron, no mames, espérate a que nos acabemos esta- le dijo el chino- ¿que no soy tu amigo güey?
-Si cabron...
-¿Entonces puto?-le dijo, el rey, el mas ebrio de los 3.-Todavía no abrimos la tella...
-Pero no mames... Me voy a poner bien pedo
-No hay falla, no hay falla, al rato nos la curamos...
-Cámara güeyes... Nos echamos la otra.
-¡Eso, chingá!-Le dijo el rey.

Sigueron tomando por un rato, hasta que vieron dos figuras acercarse por la calle. El tío del rey. Y no venía solo.

-'ORA SI... HIJOS DE SU PINCHE MADRE...-gritó desde mitad de la calle.

-Este culero... Este pinche viejo culero mano...-Dijo el chino
-Tss, tu tranquilo y yo nervioso-le dijo el rey, levantándose- ¿Que pasó tío?
-Tío ni tu chingada madre, puto!- Siguió gritando. Se oían ladrar los perros de la colonia.
-Ya anda pasado, cabrón-le dijo el chino- Algo se metió, no puede ser que se le haya bajado la peda
-No mames-Dijo él observando todo.-No mames.

Llegó hasta donde estaban.

-'Ora si culeros, muy chingones?-Preguntó.-Denme toda la botella o aqui ya valió madres...
Hizo una seña al que lo acompañaba. Sacó una pistola y se la entregó. Encañonó al rey.
-No mames, es tu sobrino cabron-Le dijo el que lo acompañaba
-ME VALE VERGA...-le dijo, fuera de sí. -Denme la botella o vale madres todo!
-No se quiera pasar de lanza, pinche viejo!!-le dijo el chino
-Ah si pinche puto? ¿Quiere ver que todavía no estoy por la verga?-Dejó la pistola y rompió una de las botellas de cerveza que había en el suelo.

El chino trató de hacer lo mismo, pero estaba muy borracho. No pudo coordinar con rapidez: Cuando rompió la botella y se volteó, el tio del rey ya le había hecho un corte en el lado dercho de la cara. La sangre salía a chorros.

-Llégale güey-Le dijo el rey- llégale antes de que venga la tira, córrele.

El no sabía si hacerle caso, mientras su tío y el otro ya iban a mas de media calle.

-Pélate cabrón, tu nunca has estado en el separo- le dijo el chino. Se veía que estaba doliendole mucho.
-¿y ustedes, cabron?-les preguntó-¿y tu?-señaló al chino
-nel, ahorita llegan las ambulancias y nos vemos en la semana..¡pélate pendejo!-le gritó el rey-Si no te llevan también!

Empezó a escuchar sirenas a lo lejos. La ronda de costumbre por el barrio. Corrió por la calle vacía, pero donde empezaba a haber luz del día, y hacía mas frío. se le había bajado el alcohol, pero con todo lo que había pasado esa noche, con todo y que no había llegado a su casa, con todo y que a uno de sus amigos le habían cortado la cara de tajo con una botella, con todo eso aun no podia saber como es que aun se estaba acordando de ella...

martes, 16 de junio de 2009

Escena 1: El masaje

Levaba rato tratando de averiguar porque carajo seguía ahí, con ella. La luz de su habitación ruinosa estaba apagada, y por la ventana entraba un poco de luz del farol de la calle, lo que le daba un aspecto muy lúgubre.

-Tu no quieres que te quieran.-Le dije al fin.
-Si
-Bueno pero...
-¿Vas a seguir tratando de descifrarme?
-Es como un hecho. Como "Ese wey me quiere. lo asimilo, lo entiendo" pero no lo sientes. no sientes cariño, no demuestras emociones.
-Si, todo es mecánico. Quieres mas jugo?
-¿Que?
-Jugo.
-No.
-Tengo sueño.
-Joder. No se porque no me he largado de aqui.
-Porque esperas algo, no se que pero esperas algo. ademas, si te quisieras largar, ya te hubieras largado.

Lo dijo parsimoniosa, sin inmutarse, sin reirse ni demostrar emocion alguna. Sentada en la silla, desparramada. Con movimientos felinos, buscando la postura mas comoda para dormir. Con una ligereza y sensualidad de voz y movimientos que jamas he logrado descifrar. Una total insensible. Y no sabia porque estaba ahi, masajeandole la espalda. Recargue mi barbilla en su cabeza.

-¿No se te ocurre otra cosa?
-¿Mmm?
-¿Que estar recargado en mi cabeza?
-No todo mundo quiere acostarse contigo, ¿sabes?
-Ah...

Le di un beso en la frente, con ternura.

-Eres muy malo para dar masaje, ¿te lo han dicho?
-...
-Te lo han dicho?
-No.
-Eres malo.
-Que pinche eres.
-¿Porque?
-... olvidalo
-Ok.

Con todo y eso no se aparto, y siguio recibiendo el masaje.

-No se que hacer
-¿Mmm?
-No se si quiero golpearte, darte un beso o largarme al lugar mas lejano que pueda.
-¿Tu casa?
-Mas lejos.
-A dos cuadras de tu casa.
-¿Que carajos pasa contigo?
-No se.

Hasta eso fue una insensible fiel. Me senté y en seguida se levanto, dandome un masaje como el que acababa de recibir. Y tenia razon. Ella lo hacia de maravilla.

-Te gusta?
-Si.
-Tu eres malo.
-Ahora lo se.