viernes, 19 de junio de 2009

Escena 4: Memorias, recuerdos y estúpidas propuestas.

Y, ante la magistral forma de reacción, me propuse a tirar duros golpes verbales, bueno, sabiendo que los errores cometidos desde hace unos días eran solo acciones generadas por absurdas actitudes (masajes quizá... chingá) de ella y maximizadas por mi (pinche rey, eres un baboso, y yo también...), me atreví finalmente a decir lo que sentía, solo que de una forma pesada y de que cualquiera se hubiera jodido la moral.

Ver claramente hacia el pasado no ayuda cuando tratamos de ordenar nuestros pensamientos. Puta madre, los recuerdos: ¿que tan exactos son?, ¿cuánto de lo que nos aferramos al pasado es una ilusión envuelta en un engaño, envuelta en una mentira?

- Tal vez nuestras nuestras vidas no tengan más sustancia que un engaño - dije

- ¿Y ahora de que chingados estás hablando? Crees que el barrio no se ha percatado de tus pedos y ahora me sales con esas fregaderas, ¿cierto?- dijo exaltada - te abro mi puerta y me dirijo a ti y me detienes ¿que te pasa?

Me quedé callado, impactado. Digo, tal vez trato todavía de encontrarle sentido a esto, y el consuelo que he buscado por mucho tiempo a algo que en realidad no lo tiene. Pero prefiero imaginar que si el pedo este se eligió creerse que sucedió porque a la vida se le ocurrió jodernos una vez más, con mis pedas, con mis pleitos, con el barrio encima, entonces así sucedió, ¿o no?

-¿Crees que sean de nuevo las distorsiones de mi memoria? ¡Pues si no estoy pedo mujer!

-¡Mirate por favor!- me recalcó la muy manchada- Eres un hipócrita, pero contigo mismo, crees que tendrás mi absolución... pobre wey; y yo todavía de mensa que salgo a abrirte la puerta para recibirte acogido, porque me preocupas, y pues no, no vienes borracho, pero como es de costumbre tu siempre sales con alguna estúpida excusa para librarte de un brete más.

-Chale, pues es lo único que te puedo ofrecer...

Esto quedó así, pero aún no termina, la respuesta que tenía se convirtió en una serie de explicaciones sin sentido, que terminaron por entenderse como un sermón de un drogadicto explicando las primeras cosas que se le vienen a la mente. Eso incluye una que otra chingadera de los lapsos de un marihuano.
Finalmente entré y una vez más me recosté, sin mencionar una palabra y durante un rato sin escuchar otro regaño. La noche te acobijaba tan rico, pero el peso de las mentadas se sentían muy por encima de lo que puede explicarse, fuera de lo ordinario; no me tiraba ni un pleito.

Salí a la calle una vez que el barrio se quedó inerte rendido por el sueño y el cansancio que provoca meterse (no todos, ¿para que miento?) en lo que no les importa; mientras ella dormía dejé encima de su mesita de madera (ya muy madreada, por cierto) mi cartera, ya no había nada que tragar y quedaba poco dinero porque me cargué un par de "Benitos" para comprarme cigarros. Pretendía que estando fuera podría una vez más pensar en todos los errores que había cometido y encontrar una forma leve y aceptable de absolverme de dichos conflictos. Puta, hacer tanto rollo por unos masajes está cabrón, y más cuando te lo hacen a ti muy bien.

Puedo comenzar diciendo que el pasado nos marca pero no nos define. Y que lo que una tarde comenzó como un ensayo para mi desintoxicación de masaje sexual, hoy termina por ser un nuevo comienzo... Un fresco comienzo de un espíritu liberado de ahogos, presiones y vuelcos del corazón, y solo sintiendo que los testículos se me quiebran cada vez que siento sus tan delicados regaños, ¡ah, que bien se siente!. Me lleva la chingada... Me senté en la banqueta y saqué mi sexto cigarrillo.

No dejo de generar la idea de que ella repite algo tan ojete y sarcástico como esto: "¡Honestidad estúpida de tu parte!, si me lo preguntas. ¿Querría acaso lograr otro tipo de atención a la que obtuve con tus ricos masajes cabrón? ¿Habrás querido demostrar… que?.... qué?! Nunca entendí tus intenciones. Calladita me hubiera visto más bonita. ¿No te gustan?, ¡Ay… párate y vete!¡Ay no, de verdad que me cansan este tipo de `martirios´!"

Era mi oportunidad de huir de tan tormentosas ideas, un cabrón como yo por supuesto que no tolera estos humorcitos, queria solamente escapar hacia mi deseada solitaria libertad.

Me incorporé rápidamente y andando de puntillas en medio de la calle, como si de una bailarina de ballet fuera mi caso, corrí hacia la siguiente calle que estaba bloqueada por una ruda vistosa lámina con un grafitti con un "a la chingada" que me obligó decididamente a volver a mi banquetita tan caliente que había abandonado (¿por qué corrí?, ¿así o más sacatón?).

Las risas no se podían contener en el ambiente, viciado lugar de abrasivo sarcasmo que logró hacerme llorar entre llantos de dolor mental (un equivalente a un chinga tu madre, pero más cañon).

Decidí volver silenciosamente a la habitación tan "lujosa" en donde recién alojado estaba, y sin hacer ruido abrí la puerta notando que ya no estaba, y aún no amanecía, ¿me estaría buscando?

No lo sé, últimamente la irónia que tiene como cualidad el mundo sobre sus subordinados ("el barrio este en donde vivo y me conocen un buen de personas") se ha manifestado de una forma brutal que ya no podría presentir o diferenciar su acción sobre nosotros.

Una vez más busco la absolución del masaje misterioso, de la magestuosidad de la fémina que me mandó al demonio solo por mis malas habilidades de placer... Me siento durante 10 minutos y decido buscarla para intentar por lo menos decir algo que devolviera el respeto que se me tenía antes de este problema.

Salgo, y Sentía como todo el mundo me miraba, pero en realidad solo estaba yo...

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