jueves, 18 de junio de 2009

Escena 2: Pinche vieja ojete.

El frío. la calle y la luz tenue del farol. Cuando quiso tratar de recordar que puta razon lo había llevado ahí estaba tan perdido por el alcohol que le resultó dificil. Aun coordinaba, podia andar y hablar, pero estaba confundido. Estaba allí, en esa banqueta con el chino y el rey. Tomando cervezas, sin razon aparente. Llevaban, por si fuera poco, una botella de tequila que se había robado el chino.

De pronto, apareció el tío del rey. En el barrio lo conocían, por teporocho y por rata. Se decía que una vez le había roto el vidrio a una camioneta de sabritas solo con su puño, para empezar a sacar mercancía, que se robó. Y que nadie lo detuvo (en parte porque andaba "bien pasado"). Pero como todos los inmortales cuentos de barrio, nadie sabía que tan cierto o falso era. Solo estaban las cicatrices en su mano y que había estado en el reclusorio mucho tiempo, por otros menesteres.

-Denme un trago güeyes- les dijo el, tambaleándose, con voz trémula.
-Nel, agarre el cable viejo, ya está muy flamas-le dijo el chino- ya mejor metase a su chante
-Simón tío, ya metase a dormir-le dijo el rey
-Que me den un trago ca -hipó- cabrones.
-Nel, abrase a la verga pinche viejo- Le dijo el chino haciendo ademan de pegarle.
-Ah culeros... ta bueno- dijo- A la vuelta bola de ojetes...

Se alejó tambaleándose por la calle vacía. No era para menos, a las 4 de la mañana no había nadie en la calle en un barrio tan bravo, tan broza, tan arrabal, tan perro. Ninguno de los tres le dió mucha importancia al viejo.

-De seguro ya se fue a buscar la teporocha con alcohol del 96-dijo el chino.
-Es culero, es culero -dijo el rey- a mi una vez me quiso recetar mis madrazos y que le digo 'oralehijoesupinchemare no porque sea mi tío se sienta muy huevudo' y pus ya nos ibamos a agarrar a madrazos cuando llega mi jefa y me dice que no sea cabron con el ruco, pero pinche viejo empezó a hacermela de pedo enfrente de la banda y ¿pus como?
-No, pos si- dijo el tomandole a la caguama- se paso de ojete.

Ja. Ojete. Para ojete ella. Ahora recordaba que despues de salir de su casa se había topado con el chino, que lo invitó a una fiesta. Una tocada del sonido del pedro, el que vivía sobre la calle 30 y que "se iba a poner chingona". Iba a haber pisto, y de a gratis. Con el pinche humor que se cargaba, en lo unico que pensaba era en ponerse hasta la madre. Y no lo pensó mucho: "Chinga tu madre. Si tu puedes andar con 2 pendejos, yo puedo irme a poner bien pinche briago".
Se lo había dicho así, como si nada, se lo soltó despues del masaje, como quien dice la hora: "Tengo otro". Las frases que había dicho se le agolpaban en la cabeza, como escenas de una mala película de bajo presupuesto, que se convirtió en película porno cuando imaginó todo lo que ya le habría hecho el "otro pendejo". Todas las veces que se la habría tirado, la clase de cerdadas que le habría gritado y todo lo que ya habrían intentado hacer. Puta madre. Y el "queriéndola bien". Nadie sabe para quien trabaja. A la chingada. Total, era su culpa. Por eso seguía ahí, cual pendejísimo macho alfa, queriendo olvidar "sus penas" embriagandose. Cuando la tocada terminó, se la fueron a seguir a la esquina donde siempre se juntaban. La esquina mas bohemia del barrio.

-Si, pero pus te digo, asi esta el pedo cabrón- decía el rey
-Sincho, sincho.
-Oigan güeyes yo ya me voy -Les dijo- ya me siento medio pedo
-Neel cabron, no mames, espérate a que nos acabemos esta- le dijo el chino- ¿que no soy tu amigo güey?
-Si cabron...
-¿Entonces puto?-le dijo, el rey, el mas ebrio de los 3.-Todavía no abrimos la tella...
-Pero no mames... Me voy a poner bien pedo
-No hay falla, no hay falla, al rato nos la curamos...
-Cámara güeyes... Nos echamos la otra.
-¡Eso, chingá!-Le dijo el rey.

Sigueron tomando por un rato, hasta que vieron dos figuras acercarse por la calle. El tío del rey. Y no venía solo.

-'ORA SI... HIJOS DE SU PINCHE MADRE...-gritó desde mitad de la calle.

-Este culero... Este pinche viejo culero mano...-Dijo el chino
-Tss, tu tranquilo y yo nervioso-le dijo el rey, levantándose- ¿Que pasó tío?
-Tío ni tu chingada madre, puto!- Siguió gritando. Se oían ladrar los perros de la colonia.
-Ya anda pasado, cabrón-le dijo el chino- Algo se metió, no puede ser que se le haya bajado la peda
-No mames-Dijo él observando todo.-No mames.

Llegó hasta donde estaban.

-'Ora si culeros, muy chingones?-Preguntó.-Denme toda la botella o aqui ya valió madres...
Hizo una seña al que lo acompañaba. Sacó una pistola y se la entregó. Encañonó al rey.
-No mames, es tu sobrino cabron-Le dijo el que lo acompañaba
-ME VALE VERGA...-le dijo, fuera de sí. -Denme la botella o vale madres todo!
-No se quiera pasar de lanza, pinche viejo!!-le dijo el chino
-Ah si pinche puto? ¿Quiere ver que todavía no estoy por la verga?-Dejó la pistola y rompió una de las botellas de cerveza que había en el suelo.

El chino trató de hacer lo mismo, pero estaba muy borracho. No pudo coordinar con rapidez: Cuando rompió la botella y se volteó, el tio del rey ya le había hecho un corte en el lado dercho de la cara. La sangre salía a chorros.

-Llégale güey-Le dijo el rey- llégale antes de que venga la tira, córrele.

El no sabía si hacerle caso, mientras su tío y el otro ya iban a mas de media calle.

-Pélate cabrón, tu nunca has estado en el separo- le dijo el chino. Se veía que estaba doliendole mucho.
-¿y ustedes, cabron?-les preguntó-¿y tu?-señaló al chino
-nel, ahorita llegan las ambulancias y nos vemos en la semana..¡pélate pendejo!-le gritó el rey-Si no te llevan también!

Empezó a escuchar sirenas a lo lejos. La ronda de costumbre por el barrio. Corrió por la calle vacía, pero donde empezaba a haber luz del día, y hacía mas frío. se le había bajado el alcohol, pero con todo lo que había pasado esa noche, con todo y que no había llegado a su casa, con todo y que a uno de sus amigos le habían cortado la cara de tajo con una botella, con todo eso aun no podia saber como es que aun se estaba acordando de ella...

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