...Sí, finalmente pienso en regresar...
Antes de esto, me pongo a meditar si mi interés por la marihuana es realmente controlable como para volver y repetir y mejorar aquella sensación, o que por lo menos asegurara que alguno de los dos podría soportarlo...
Un tanto incómodo pero que apruebas al final de cuentas es que cuando decides infiltrarte y permanecer en este mundo, es difícil salir, pero esa frustración (una vez que ya permaneces dentro de este problema), cada vez se da uno la oportunidad de admitir (si realmente se disfruta) que eres un adicto (independientemente si alguien tan "inocente" y confiable te seduce a tomar este vicio) y que, con el tiempo, vas evolucionando...
Consigo más de marihuana (jamás me ha costado trabajo obtenerla) y me dejo llevar...
Los conceptos esperados y un tanto ya bien definidos son pintados en mi cara, en mis manos, en todo, en TODO!!!... No había mejor lugar en donde yo pudiera estar, tan tranquilo, tan relajado, sin preocupaciones y sin responsabilidades, ahi estaba la llave que abría la enorme puerta hacía este mundo nocivo y que tiene la ventaja de enamorar hasta al más sensible. De verdad, no podía estar mejor.
Solo había un maldito inconveniente: ELLA NO ESTABA
No existía la forma en la que yo tuviera oportunidad de demostrarme que estos lapsos pueden ofrecerme momentos de éxtasis total y de forma independiente, pensando que con una poca de marihuana era suficiente como para crear la imagen de ella (y quizá con la cantidad adecuada, y esto, dentro de lo excesivo) hasta poder ser capaz de traerla con la magia de la marihuana para que de nuevo me encendiera hasta reventarme... Pero, la lucidez y oscuridad mental de pronto se manifestaron, y el estado de excitación o de relajamiento en mi ánimo, (hasta los de euforia o pasividad) desaparece simultáneamente.
Por tratarse de un hecho humano, el consumo de mi droga tiene junto a sus aspectos médicos, psicológicos, sociales, jurídicos, etc., una dimensión moral. Esta dimensión moral es la que conoce hasta el más experimentado, pero creo que yo descubrí, una vez consciente, que la necesidad de encontrar nuevamente aquella experiencia. Aun con la esperanza de encontrar a esta mujer, salgo a conciencia media a buscarla desesperadamente...
encontré otra droga que consumir, quería más...
... ya no la encontré...
jueves, 23 de julio de 2009
viernes, 3 de julio de 2009
Escena 2: Nuestro estado inconveniente
No pude dormir esa noche. Fueron tales las sensaciones que me impidieron conciliar el sueño, y no, ya no es taba bajo los efectos semi mortales de la dama de la mota.
Tuve una maldita necesidad de regresar el tiempo y rechazar tanto su beso deshinibido como la probadita de felicidad que Julieta me regaló. Quería no haberlo hecho por la confusión inmensa que me causó. No sé si lo que quería era besarla o si sólo fue el pretexto perfecto para probar la deliciosa hoja en humo de la imaginación.
A fin de cuentas tenía más de un año buscando el más mínimo dato de la reina del estilo puro. Por más que le preguntaba su nombre, no me respondía... Quién iba a decir que la yerba iba a ser lo que por fin la dejara soltar prenda, decirme quien era y hasta compartir su mundo conmigo. Convirtió ese acoso enfermizo en el que ya estaba yo envuelto en una simple indesición.
La marihuana ha sido siempre objeto de mi interés, así que relamente no sé si fue la emoción de al fin tenerla deshinibida frente a mi lo que me llevó a probarla, o si fue el sumo interés en la imaginación involuntaria lo que me hizo pasar por alto que Julieta era una chica en estado inconveniente a quien yo podía besar o incluso proponer cosas inimaginables sin el menor problema o negativa...
Tuve una maldita necesidad de regresar el tiempo y rechazar tanto su beso deshinibido como la probadita de felicidad que Julieta me regaló. Quería no haberlo hecho por la confusión inmensa que me causó. No sé si lo que quería era besarla o si sólo fue el pretexto perfecto para probar la deliciosa hoja en humo de la imaginación.
A fin de cuentas tenía más de un año buscando el más mínimo dato de la reina del estilo puro. Por más que le preguntaba su nombre, no me respondía... Quién iba a decir que la yerba iba a ser lo que por fin la dejara soltar prenda, decirme quien era y hasta compartir su mundo conmigo. Convirtió ese acoso enfermizo en el que ya estaba yo envuelto en una simple indesición.
La marihuana ha sido siempre objeto de mi interés, así que relamente no sé si fue la emoción de al fin tenerla deshinibida frente a mi lo que me llevó a probarla, o si fue el sumo interés en la imaginación involuntaria lo que me hizo pasar por alto que Julieta era una chica en estado inconveniente a quien yo podía besar o incluso proponer cosas inimaginables sin el menor problema o negativa...
jueves, 2 de julio de 2009
Escena 1: La misteriosa mujer con gusto por la cannabis.
Ella fuma mucha marihuana.No se mete con nadie, es una chava tranquila. Es acaudalada a medias, porque vive en un barrio de mediopelo, pero se da lujos que un clasemediero no puede darse. Es otro tren, esa chava.
Nunca incurre en alguna transgresión contra nadie, y si fuma cannabis, no es por presión social, ni por wannabe... Dice que le gusta experimentar la percepción de formas distintas, como llega a cambiar la manera de escuchar los sonidos, de sentir las cosas, de crear y de experimentar con sensaciones y cosas nuevas...
Fue por eso que cuando me ofreció la primera fumada, acompañada de un beso desinhibido, y ante la premisa de que me iba a hacer sentir cosas que no había sentido antes (y con ese guiño en su ojo) supe que bien valía la pena darme a los efectos de la cannábica, al menos unos momentos.
La sensación, fue indescriptible...
Nunca incurre en alguna transgresión contra nadie, y si fuma cannabis, no es por presión social, ni por wannabe... Dice que le gusta experimentar la percepción de formas distintas, como llega a cambiar la manera de escuchar los sonidos, de sentir las cosas, de crear y de experimentar con sensaciones y cosas nuevas...
Fue por eso que cuando me ofreció la primera fumada, acompañada de un beso desinhibido, y ante la premisa de que me iba a hacer sentir cosas que no había sentido antes (y con ese guiño en su ojo) supe que bien valía la pena darme a los efectos de la cannábica, al menos unos momentos.
La sensación, fue indescriptible...
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