jueves, 23 de julio de 2009

Escena 3: Los Secretos de un drogadicto.

...Sí, finalmente pienso en regresar...
Antes de esto, me pongo a meditar si mi interés por la marihuana es realmente controlable como para volver y repetir y mejorar aquella sensación, o que por lo menos asegurara que alguno de los dos podría soportarlo...

Un tanto incómodo pero que apruebas al final de cuentas es que cuando decides infiltrarte y permanecer en este mundo, es difícil salir, pero esa frustración (una vez que ya permaneces dentro de este problema), cada vez se da uno la oportunidad de admitir (si realmente se disfruta) que eres un adicto (independientemente si alguien tan "inocente" y confiable te seduce a tomar este vicio) y que, con el tiempo, vas evolucionando...

Consigo más de marihuana (jamás me ha costado trabajo obtenerla) y me dejo llevar...
Los conceptos esperados y un tanto ya bien definidos son pintados en mi cara, en mis manos, en todo, en TODO!!!... No había mejor lugar en donde yo pudiera estar, tan tranquilo, tan relajado, sin preocupaciones y sin responsabilidades, ahi estaba la llave que abría la enorme puerta hacía este mundo nocivo y que tiene la ventaja de enamorar hasta al más sensible. De verdad, no podía estar mejor.

Solo había un maldito inconveniente: ELLA NO ESTABA

No existía la forma en la que yo tuviera oportunidad de demostrarme que estos lapsos pueden ofrecerme momentos de éxtasis total y de forma independiente, pensando que con una poca de marihuana era suficiente como para crear la imagen de ella (y quizá con la cantidad adecuada, y esto, dentro de lo excesivo) hasta poder ser capaz de traerla con la magia de la marihuana para que de nuevo me encendiera hasta reventarme... Pero, la lucidez y oscuridad mental de pronto se manifestaron, y el estado de excitación o de relajamiento en mi ánimo, (hasta los de euforia o pasividad) desaparece simultáneamente.

Por tratarse de un hecho humano, el consumo de mi droga tiene junto a sus aspectos médicos, psicológicos, sociales, jurídicos, etc., una dimensión moral. Esta dimensión moral es la que conoce hasta el más experimentado, pero creo que yo descubrí, una vez consciente, que la necesidad de encontrar nuevamente aquella experiencia. Aun con la esperanza de encontrar a esta mujer, salgo a conciencia media a buscarla desesperadamente...
encontré otra droga que consumir, quería más...

... ya no la encontré...

No hay comentarios: