No pude dormir esa noche. Fueron tales las sensaciones que me impidieron conciliar el sueño, y no, ya no es taba bajo los efectos semi mortales de la dama de la mota.
Tuve una maldita necesidad de regresar el tiempo y rechazar tanto su beso deshinibido como la probadita de felicidad que Julieta me regaló. Quería no haberlo hecho por la confusión inmensa que me causó. No sé si lo que quería era besarla o si sólo fue el pretexto perfecto para probar la deliciosa hoja en humo de la imaginación.
A fin de cuentas tenía más de un año buscando el más mínimo dato de la reina del estilo puro. Por más que le preguntaba su nombre, no me respondía... Quién iba a decir que la yerba iba a ser lo que por fin la dejara soltar prenda, decirme quien era y hasta compartir su mundo conmigo. Convirtió ese acoso enfermizo en el que ya estaba yo envuelto en una simple indesición.
La marihuana ha sido siempre objeto de mi interés, así que relamente no sé si fue la emoción de al fin tenerla deshinibida frente a mi lo que me llevó a probarla, o si fue el sumo interés en la imaginación involuntaria lo que me hizo pasar por alto que Julieta era una chica en estado inconveniente a quien yo podía besar o incluso proponer cosas inimaginables sin el menor problema o negativa...
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1 comentario:
Julieta....
Julieta y lo inimaginable que pudo haber pasado (o puede pasar, todavía si se ponen las pilas) esa noche.
Me agradan tus partes en los cuentos, y no solo por lo que pudieras pensar, sino porque les das giros interesantes a las historias....
Me gusta como escribes, porque cuando te leo, no se a donde irán a parar las palabras que escribes.
Besi.
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